El artista trabajando en su estudio |
La cuestión es que Chillida, el maestro del espacio, tuvo en la década de los ochenta el sueño de plantar sus esculturas en medio de la naturaleza, en un caserío que encontró a las afueras de su San Sebastián natal; en un principio insatalaba allí sus mastodontes de hierro para que se oxidaran antes de su definitiva implantación, pero luego decidió convertir aquéllo en una especie de museo personal.
"Un día soñé una utopía: encontrar un espacio donde pudieran descansar mis esculturas y que la gente caminara entre ellas como por un bosque” |
Desde que el museo se inauguró, en el año 2000, mi pareja y yo hemos soñado con ir a verlo. Varias veces hemos estado a punto de hacerlo, pero siempre se frustró por distintos motivos: un temporal de nieve, cambio de planes o, en estas navidades, una enfermedad de nuestra hija. Lo malo es que no habrá nuevas posibilidades, porque hace unas semanas los herederos del artista anunciaron que cierran Chillida Leku por culpa de la crisis.
Caserío Zabalaga, sede del Museo |
Cuando muere un museo por culpa del cochino dinero todos deberíamos sentirnos tristes, ¿no os parece?. Afortunadamente, el arte no muere, y parece que la familia ha decidido no dejar de exponer. Se acaba de inaugurar en una galería de Madrid una muestra de sus alabastros, prodigio de forma, espacio y luz. No os la perdáis; no sé si podréis hacer un trabajo de esto, pero si no lo disfrutáis os devuelvo el dinero (por cierto, es gratis).
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