lunes, 31 de enero de 2011

Miguel Ángel (esa bestia parda)

Ya hemos comentado en clase cómo Miguel Ángel Buonarroti quizá sea el mayor genio de la historia del arte occidental, por su capacidad para transformar el devenir de la arquitectura, la pintura y, sobre todo, la escultura. También hemos comentado que él se consideraba a sí mismo un escultor, y que aceptó los encargos pictóricos y arquitectónicos porque no le quedaba más remedio. No hay más que ver lo que era capaz de hacer con el mármol cuando contaba sólo con 16 añitos (en nuestros días, en 4º de la ESO si no has repetido nada).

Madonna de la escalera

El tipo tenía una personalidad atormentada, un fortísimo carácter y un sentido del humor, cuando menos, particular. Cuando pinta el Juicio final de la Capilla Sixtina, su obra pictórica más importante, se autorretrata como el pellejo de San Bartolomé, un santo que murió desollado vivo.

Autorretrato de Miguel Ángel

A mí, sin embargo, lo que siempre me ha fascinado es la descripción de su persona que hace el Vasari, un coetáneo suyo que escribió "Vidas", un compendio de vidas de artistas. Os dejo con un fragmento en el que habla del artista con unos 75 años:"Su genio y su fuerza no podían parar de crear. De un bloque de mármol talló cuatro figuras más grandes que el natural, en medio de las cuales estaba Cristo muerto; hacía esto por distraerse y pasar el tiempo y, como el decía, porque el ejercicio del cincel le conservaba la salud. Se había fabricado un casco de cartón y llevaba en el medio, sobre la cabeza, una vela encendida, para tener luz sin tener que utilizar las manos. Tallaba el mármol con tal furor que parecía que iba a salir hecho pedazos; con un solo golpe hacía saltar esquirlas de tres o cuatro dedos, y trazaba las líneas tan limpias que desviándose poco más del grosor de un cabello, habría echado todo a perder".

Pietà florentina, obra a la que se refiere Vasari; Miguel Ángel se autorretrata en el anciano que entrega a la Virgen el cuerpo muerto de Cristo. (Por cierto, no sabemos muy bien el motivo, pero el propio Miguel Ángel se cargó la obra a martillazos antes de darla por terminada).

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